Recuerdos de una Feria de abril
Cuando era pequeña, recuerdo la Feria de Sevilla como si fuera algo maravilloso. Recuerdo que cuando entraba en la Feria mi principal paraíso era la calle del Infierno, donde todos los mayores y pequeños vuelven a su infancia. Es como algo especial: todo el mundo bailando y cantando.
Hubo una anécdota que me sucedió y fue que yo quería un peluche de uno de los puestos de allí. La casualidad fue que mi amiga también quería el mismo peluche y solo quedaba uno. Después de muchos berrinches decidimos que ya que queríamos las dos el mismo peluche; lo compartiríamos, pero al final de todo, el peluche se perdió. Y cada vez que paso por ese puesto recuerdo el berrinche que cogí de niña, porque tener un peluche de la Feria para mí era como tener el regalo más bonito.
Hubo una anécdota que me sucedió y fue que yo quería un peluche de uno de los puestos de allí. La casualidad fue que mi amiga también quería el mismo peluche y solo quedaba uno. Después de muchos berrinches decidimos que ya que queríamos las dos el mismo peluche; lo compartiríamos, pero al final de todo, el peluche se perdió. Y cada vez que paso por ese puesto recuerdo el berrinche que cogí de niña, porque tener un peluche de la Feria para mí era como tener el regalo más bonito.
Luz María Burrero.
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