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miércoles, 24 de abril de 2013

Relato de un día de Feria (1)


Estamos en Feria. Esta es la típica época donde todo el mundo está revolucionado, donde la gente se gasta un montón de dinero en trajes para después mancharlos con el alvero. Esta semana, donde todos vuelven de madrugada borrachos, apestando a alcohol y los niños hasta con los zapatos quitados.
Un día del año pasado, fui a la Feria con mis amigos, era la primera vez que iba. Fuimos a la caseta de mi prima Isabel. Después de estar allí un rato, salimos a dar una vuelta y a buscar a unos amigos. Cuando ya los encontramos nos fuimos a unos poyetes. Se pusieron a beber y yo, que estaba muerta y con un dolor de pies terribles, me senté a hablar con mi amiga. A esto, que ella se dirigía también a sentarse y se cayó. Yo que no podía levantarla, los demás riéndose y todos los que pasaban por ahí, mirando. Para colmo, pasó su exnovio y le vio el culo. Como ella sabía que llamaría a sus amigos para reírse de ella, mi amiga me pidió que nos fuéramos de allí y así lo hicimos. ¡ Otra vez a andar! Ibamos Marisa, Ana y yo hacia el otro extremo de la Feria. Había un mogollón de gente, todos apegotonados, salimos de aquel enredo y Ana se quedó por el camino.
Los móviles sin batería, los pies sangrando del dolor y con ganas de coger la cama por banda; nos dispusimos a buscarla. Después de una hora, la encontramos en la noria, nos dijo que se quedó allí porque cuando la gente se pierde ese es el lugar de encuentro.
Estábamos agotadas y decimos volver a casa. En el camino de vuelta, se puso a llover y nos tuvimos que refugiar en un portal. Eran las 5 de la mañana y parecíamos copitos de nieve. Nos mantuvimos despiertas como pudimos.
A las 6 dejó de llover y corrimos hacia la estación. Cuando llegamos allí, contentas porque  por fin volvíamos a casa, nos dijeron que hasta las 7 no había autobuses. Total, una hora en un banco rodeada de gente tirada por el suelo.
Al final llegó el autobús, nos bajamos en la primera parada y cada una se fue para su casa.
Cuando llegué a casa, mi madre ya despierta, me preguntó cómo me lo había pasado y yo le dije que nunca más volvería a pisar la Feria.
Me subí a mi cuarto y me quedé dormida profundamente.

Eva Arteaga.

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