Datos personales

Bienvenidos a nuestro blog. Aquí podréis ver libros recomendados por nosotros,los alumnos de 4º ESO C (Div.) del IES Néstor Almendros de Tomares (Sevilla). También podréis dar opiniones sobre estos y a la vez recomendar vuestros propios libros.

martes, 5 de marzo de 2013

Imitando el relato " El castellano viejo" de M.J.Larra (1)

                                                   Cena familiar.

Era una noche cualquiera, había quedado toda la familia para cenar, hacía tiempo que no se veían porque no se llevaban muy bien y cuando se juntaban todos, siempre pasaba algo.
Quedaron en casa de la tía Angelita, con sus dos niños (Pedro y Javier) y el tío Antonio. 
La tía Angelita era un poco torpe cocinando, pero confiaron en ella. Iba a hacer un cordero al horno.
A las nueve empezaron a llegar ya los familiares, la tía Angelita puso el cordero quince minutos que es lo que le faltaba para hacerse y subió a vestirse.
Nadie echó cuenta de la cocina y cuando ella volvió, aquello parecía una mañana temprana de invierno del humo que había. El cordero se había quemado. Como no sabía qué hacer de comer para tanta gente llamó al Telepizza y pidió tres pizzas grandes.
Los familiares ya estaban impacientes: aquellos dos leones que estaban en medio de una pelea, el tío Fernando contando chistes que se le trababa la lengua, otros dos estaban discutiendo de cómo arreglar el país y los demás, más callados que en un velatorio.
Pasados cuarenta minutos, llegaron las tres esperanzas. La tía las cogió y se dirigió hacia la mesa pero en el camino resbaló al pisar un tenedor con esas tres puntas afiladas que se le clavaron como agujas y se le cayó una de las pizzas. Cuando la abrió estaba echa una plasta, así que la tiró.
Los familiares estaban enfadados; ya se estaba volviendo a repetir lo de todos los años.
Las dos pizzas supervivientes, se pusieron sobre la mesa y la tía Angelita fue a coger un cortapizzas.
Tío Pepe, un hombre gordo, que se comía todo lo que veía, decidió que él las cortaría. Las cortó tan bien proporcionadas que algunos ni la saborearían.
El tío Antonio, enfadado, cogió un trozo y se lo tiró a la cara diciendo que era un egoísta. Los niños siguieron el ejemplo de su padre y le tiraron un trozo de pizza a cada uno de los familiares: a uno le cayó en un ojo, a otro en el pelo... aquello tenía más colores que un arcoiris. Así empezó una guerra de comida. Mientras, la tía Angelita gritaba como si la estuvieran matando para que todo acabase.
Cuando ya no quedaba comida por tirar y por fin se calmaron, decidieron no hacer nunca más una comida familiar.

Eva Arteaga

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.